lunes, 29 de octubre de 2012

EL JUEGO DEL ÁNGEL

ARGUMENTO
 

David Martín es un joven periodista y aspirante a escritor en los años 20 que pasa rápidamente de escribir en un pequeño diario local a publicar novelas, primero bajo pseudónimo y más tarde bajo su propio nombre. Al mismo tiempo, espoleado por la mujer que ama, Cristina Sagnier, reescribe secretamente la novela de su amigo y mentor Pedro Vidal. Cuando las dos novelas ven la luz, la suya es vapuleada por la crítica mientras que la de Vidal se convierte en un éxito. David, hundido, aceptará entonces la misteriosa propuesta del editor Andrea Corelli de escribir “una historia por la que los hombres sean capaces de vivir y morir”.
 

Entretanto, David se introduce al fascinante universo del Cementerio de los Libros Olvidados, donde las reglas le permiten “salvar” un sólo libro. La elección del inquietante Lux Aeterna, escrito por un hombre con sus mismas iniciales D.M., no será tan casual como David cree. Mientras escribe el libro y a la vez trata de poner orden en su vida, David se verá envuelto en una absorbente trama con Andrea Corelli, Pedro Vidal, Cristina Sagnier y el enigmático escritor D.M., cuyo descenso a los infiernos replica escalofriantemente el del propio David.
 

El Juego del Ángel es una gran aventura de intriga, romance y tragedia, a través de un laberinto de secretos donde el embrujo de los libros, la pasión y la amistad se conjugan en un relato magistral.
 

OPINIÓN

Muchas de las opiniones que he leído hasta ahora por Internet se quejaban del que para mi es precisamente el punto fuerte de la novela: los cabos sueltos que deja el autor al final del libro. Al terminar El Juego del Ángel el lector empieza a plantearse una serie de interrogantes: ¿qué era Andreas Corelli?, ¿la acción de la novela ha sido real o fruto de la imaginación de David Martín?, o ni tal siquiera eso, ¿ha sucedido en el mundo real o se trata sólo de una novela dentro de otra novela?...

Estos y otros muchos interrogantes son para mi las claves del libro. La razón es muy simple: este libro me ha hecho no sólo disfrutar de unas agradables horas de lectura, sino también seguir viviendo la historia en mi cabeza mucho después de dejar de leer.

De este modo, para mi puede tratarse de una novela dentro de otra novela, para otro lector de una obra de ciencia ficción y para otro poseer un sentido esotérico o incluso religioso.
Lo importante es, en este caso, que no se trata, y espero que así continúe -sería decepcionante una segunda parte- de un libro con manual de instrucciones, sino de una obra sujeta a la libre interpretación del lector. Le podemos acaso pedir algo más a una novela que buenas horas de lectura y otras tantas de imaginación. ¿Hay acaso un regalo mejor?

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